M.Centol
espaciodecreacion@gmail.com
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45 self-portrait.
marzo-abril 2020


   
45 self-portrait.
marzo-abril 2020.

Cuidado y peligro de sí.

comisariado:
Fernando Castro Flórez
Sala Amos Salvador.
Logroño 2020 -2021

Revelado quimico
Lamba papel 1000p mate
dimensiones: 145 x 110 cm

        




HIC ET NUNC 2018 2019
VITRINA

 Hace referencia a la necesidad de llamar la atención sobre la realidad en esta instalación especifica que se fundamenta en el dibujo como representación de cifras y porcentajes.
“HIC ET NUNC” ( Aquí y ahora ) titula este paisaje dibujado, reproduciendo la gráfica del 2º trimestre de 2018 sobre población de Asturias publicada por el Instituto Nacional de Estadistica ( I.N.E ).
Los datos en VITRINA  se presentan interpretados y sin otra información, en una pintura mural a pie de calle, donde están representadas personas ocupadas por grupos de edad, en concreto de 55 más años y de menos de 35 años, en este momento el primer grupo supera al segundo y convierte a Asturias en la primera comunidad con más trabajadores/as mayores de 55 años que jóvenes.
Los medios gráficos en el dibujo estadístico , no son solo lineas y formas sino que se crean con un carácter intencional y un objetivo: facilitar en un visionado información codificada simplificada .
“HIC ET NUNC”, nos sitúa en un tiempo y en un lugar, ante una pintura mural donde las lineas del horizonte componen en blanco y negro un esquemático paisaje, este concepto lleva implícita la mirada sobre un terreno, en este dibujo el/la observador/a también es de alguna manera parte de ese terreno observado.

www.facebook.com.VITRINA24 VITRINA es un escaparate dedicado al Arte Contemporáneo.
Un espacio sin actividad comercial, que integra proyectos site-specific
con propuestas que se adecuen a VITRINA.

El soporte del proyecto VITRINA es un cubículo de 200x300x200cm
situado en la calle Infiesto nº 24 de Gijón; Es un escaparate en una
zona de transito, un espacio intermedio entre lo publico y lo privado









        

  https://files.cargocollective.com/c1019265/CATALOGO.pdf


Nada, Poco, bastante, mucho
Museo Bellas Artes de Asturias
2019 / 2020













              
Maite Centol: ser y estar Semíramis Gonzalez.

Hay en el lenguaje plástico con el que trabaja Maite Centol un intento por romper las tradicionales categorías que han dividido, tradicionalmente, a las artes. Si bien la recurrencia a la pintura como forma y como lenguaje es constante, no dejan de parecer evidentes tampoco esos atisbos que nos remiten al diseño o a las formas geométricas, más allá del lenguaje propio de la creación artística al uso. Con una amplia trayectoria marcada por haberse sabido mover desde la instalación a la escultura, el registro sonoro o el texto, Centol presenta aquí una muestra de un trabajo de campo profundo, donde el análisis del comportamiento de los visitantes del Museo de Bellas Artes de Asturias se traslada del dato numérico a la forma visual y abstracta. Dice Roland Barthes que estas decisiones formales que se toman cuando se aborda un trabajo artístico (como lo son el tema, el soporte…) condicionan el lugar donde la artista se sitúa estilísticamente, crean una “identidad formal”.
Esta variable de técnicas y soportes no son, sin embargo, algo absolutamente nuevo en el trabajo de Centol, que lleva varios años profundizando en estrategias plásticas de hibridación que conectan distintas disciplinas, siempre con el fin de posibilitar, articular y significar la experiencia como lugar predominante de interés investigativo. La creación artística se convierte en un discurso que traslada a lo visual una concreción numérica y estadística, en este caso tomada a partir de las encuestas que los visitantes al museo realizaron durante varios meses.
La experiencia misma de la visita al museo sirve como punto de partida para trabajar ideas en torno al concepto de bienestar o la aportación intelectual que estos grandes espacios, los museos, aportan a la sociedad en su conjunto. Se trata de un trabajo que parte de cómo los lugares de la cultura influyen en nuestra percepción del mundo y nuestra forma de estar en él.
El tránsito que Centol establece entre disciplinas, desde la pintura al dibujo o la instalación, es también parte de lo que esta exposición recoge; es decir, cómo la artista ha desbordado los límites de las técnicas para moverse con fluidez entre lenguajes diversos, siempre con el fin de plasmar aquello que le inquieta. No en vano, el título mismo, “Nada, poco, bastante, mucho”, es una excusa en el significado por lo evidente de su relación con las respuestas en una encuesta, pero enlaza también con el interés de Centol por la acción misma, por obviar lo poético de los titulares en pos de destacar una pulsión, un activamiento mismo de la exposición por parte de unos protagonistas anónimos pero muy presentes: los visitantes del museo. Y es que este interés por la ciudadanía en su conjunto y en la relación que la cultura y sus espacios establecen con esta es parte de lo que la artista investiga de manera constante en su trabajo.
Decía Susan Sontag en su ensayo “Contra la interpretación” que “la obra de arte, considerada simplemente como obra de arte, es una experiencia, no una afirmación ni la respuesta a una pregunta. El arte no solo se refiere a algo; es algo.
Una obra de arte es una cosa en el mundo, y no solo un texto o un comentario sobre el mundo”. Justamente esta relación semántica entre la obra de arte y su significante (y en un segundo momento su significado) es algo que podemos observar en el trabajo de Centol, donde la aparente abstracción llega más allá de lo pictórico, apostando por una simplicidad formal que contiene una profunda reflexión social e incluso histórica.








En este caso, además, la dimensión contextual (de quienes han pasado por el mismo museo que acoge la exposición y lo han visitado en los últimos años) se traslada a un trabajo plástico desplegado por las salas como recurso visual casi matemático y de una extrema sutileza. Esta doble lectura, intuitiva y social, nos asoma a una exposición equilibrada y armónica, donde los colores, las formas e incluso la tridimensionalidad juegan un papel decisivo en la percepción del contenido. Hay algo de extrañamiento en unas obras que parecieran rozar la abstracción pero que, a la vez, permiten una lectura.
El trabajo de Centol alude a una repetición en las formas, lo que nos invita a reflexionar sobre la codificación de las cifras convertidas aquí en signos visuales, en colores, en capas y planos. Son paisajes visuales cuyos códigos aluden al interés actual por cuantificar aspectos aparentemente intangibles, como la felicidad o el bienestar; el conocimiento empírico y su plasmación práctica convertidos en pintura, pero no solo: las formas a las que recurre Centol, cuya conexión con el dibujo técnico o el lenguaje del diseño es evidente, parten de iconografías tan cotidianas como la señalética, trasladando aquí esas formas funcionales con un fin más estético. Las diferentes capas, el soporte o la pintura aluden al proceso mismo de la creación como espacio de exploración, pero de realización casi física.
“Pintar es ser y también estar”, dice la artista. En “Nada, poco, bastante, mucho” nos encontramos esta doble dicotomía plasmada en unas obras que parten del ser para llegar a estar, y cuyo origen es una cifra concreta originada de la percepción de una persona, para convertirse en una posibilidad de acción, en la contingencia de lo plástico, en nuestro reflejo como sociedad.  
Señala Bourriaud que “es la coherencia de un universo, y la red de correspondencias que el artista llega a establecer entre su existencia, su dispositivo de producción y sus procesos de exposición, lo que establece el valor de una obra de arte. El objeto artístico que no pone en juego más que su apariencia, aunque puede ser percibido estéticamente, no evidencia modernidad”. En esta exposición las formas, los soportes, los planos, los tonos y los colores son un dispositivo esencial, pero es especialmente la trascendencia del concepto como sociedad del que parte lo que le da entidad a un trabajo riguroso y profundo.  
Semíramis González
Historiadora del arte
 

Tres, dos, uno...
2016
                                


Tres, dos, uno... es una medida de tiempo ante una acción inmediata. Una cuenta atrás que se realiza ante un hecho inminente, una acción. Marcamos un tiempo breve y arbitrario. Un impasse temporal, donde todo se detiene para aunar fuerzas buscando la concentración en un objetivo, buscando un impulso extra, generando energía.Las simples acciones buscan la mirada crítica en la propia experiencia sobre lo temporal, sobre el momento, lo instantáneo, o inmediato. Un mural fragmentado en 50 explosiones; serie de dibujos que quieren ser la huella de lo que pasa, de lo que no está en reposo; realizado con grafito principalmente, genera una energía multiplicadora. La acumulación, el orden y la repetición buscan potenciar el impulso,  ser un acontecimiento visual dinámico. Una explosión se asocia, casi inmediatamente, con algo negativo, a una imagen de destrucción, pero objetivamente, es una liberación repentina de energía que genera una onda de presión que se desplaza, alejándose mientras se va disipando. Una referencia irónica a la iconografía pop, una luctuosa reinterpretación de las explosiones de Liechtenstein donde celebraba ese boom del sistema capitalista y tecnológico de la sociedad industrial. Ahora que la obsolescencia de éste está demostrada

ESPECTADORES DE LA EXPECTACION.
Juan Carlos Gea. 
Asturias 24.
Una cuenta atrás es la medida de la expectación. Igual que el conteo progresivo se invoca silenciosamente para calmar un ataque de impulsividad o un estallido de ira, el tanteo regresivo alimenta la excitación ante el acontecimiento. Un Tres, dos, uno... que tiene algo de salmodia infantil pero cuyos puntos suspensivos encierran el verdadero juego de la artista. Esa sobria seriación de elementos que en la escritura representan tan gráficamente el tiempo de la incertidumbre, la inconclusión y la espera.
El tiempo que precede a la acción, al estallido. Porque toda cuenta atrás, de un modo u otro, es una acción agazapada que pregura eso. Un estallido. Todo lo que contiene Tres, dos, uno... es pintura hecha tiempo, acto de pintar convertido en una unidad de medida de la experiencia y en la paciente documentación de esa experiencia.
La que acompasa una potencia plástica sustentada en la disciplina del arte gráfico con un concepto siempre sutil y bien ajustado a la forma y, a su vez, con el tiempo (esta vez el tiempo histórico) en que se vive, con sus violencias, sus miserias, sus frustraciones... y sus expectativas de un cambio que no pocos vamos
Geometría impura. El lenguaje es, como siempre en Centol, mestizo: el resultado de la unión entre una geometría mancillada, impuriada, a base de ser manipulada, traída al mundo, y una materia viva, tangible, casi ruda, enfriada y sutilizada por la reflexión: una instalación/intervención –Explosión’– hecha a su vez de explosiones: una explosión de explosiones, una metaexplosión atemperada, meditativa, pero de enorme poder plástico.


Acontecimiento. 2013